José “peta” Fernández, la leyenda caturra de Puchuncaví

Los Maitenes es una localidad rural ubicada al sur de la comuna de Puchuncaví, en la cual sus habitantes, no más de doscientos, desde siempre se han caracterizado por su sencillez, laboriosidad y amabilidad. En este lugar nació en 1928 don José Kurt Fernández Cisternas, el Peta, un luchador y potente interior izquierdo, seleccionado chileno. Él describió así a su pueblo: “Un pueblecito agrícola, que mira hacia el mar. Es decir, lo tenía todo para echar pulmones. Campo y costa desde que abrí los ojos”.

Dentro de las costumbres de la localidad el fútbol ocupaba y sigue ocupando un lugar primordial. Desde muy niño José jugaba pichangas incluso con adultos, donde jamás se dejó avasallar. En base a trancadas, revolcones y machucones, fue formando su personalidad futbolística que lo caracterizó: nunca dejar de luchar. Siendo un niño de 10 años ya jugaba por el Almirante Latorre, club del sector, y pocos años después en el Trinidad de Limache.

Sin embargo, el club de sus amores desde pequeño, tal como el de muchos puchuncavinos y puchuncavinas, fue Santiago Wanderers, y ardía en deseos de vestir la camiseta verde. A fines de 1946, su sueño se hace realidad y el 17 de agosto del año siguiente, debuta oficialmente en un partido contra la Universidad Católica. Pocas veces volvería a soltar la titularidad.

Por esos tiempos paralelamente a la práctica del fútbol profesional, comienza a trabajar en una fábrica ubicada en 15 norte en Viña del Mar, con la fortuna de que su gerente era hincha wanderino. Por lo que cada, día a eso de las 14:00 horas se sentía el grito del ejecutivo: “¡Fernández! Llegó la hora de entrenar con Wanderers”.

En 1949, bajo las órdenes del entrenador José Pérez, forma parte de una de las mejores líneas delanteras de nuestra historia junto a Fernando Campos, Francisco Molina, Enrique Valdebenítez y Guillermo Díaz, pero en especial formando una dupla de temer por el lado izquierdo junto al “Yemo”. Ese año se lograría el subcampeonato.

El “Peta”, dueño de la camiseta verde N° 10, a pesar de su ubicación en la cancha, buscaba el gol desde cualquier ángulo y distancia, ya que, a su velocidad, empuje y valentía al encarar a la defensa, se sumaba una prodigiosa y violenta pegada de zurda que significaron espectaculares goles celebrados por la numerosa hinchada caturra y un enorme promedio goleador, situándose dentro del podio histórico del club. Sus actuaciones descollantes fueron muy valoradas también en Los Maitenes, donde, a principios de la década de los 50, los vecinos no dudaron en denominar “José Fernández Cisternas” a su club representativo, el cual perdura hasta hoy con grandes actuaciones en el fútbol amateur.

En la Selección Nacional, su experiencia fue de dulce y de agraz. Y es que tuvo que sufrir el centralismo imperante, y solo era incluido en los partidos algunos minutos, con lo cual nunca pudo demostrar su verdadero potencial que con justicia lo hubieran llevado a ser mundialista.

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Luego de su retiro y radicado en Viña del Mar, su corazón siguió siendo caturro hasta su fallecimiento, ocurrido el 5 de noviembre de 2009.