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Saturno y la felicidad la columna de Saturno

¡Vagando por las calles, mirando la gente pasar!, decía la banda rock “Los enanitos verdes”… una frase que parecía simple, pero realmente decía mucho… Aunque yo no tengo tiempo de vagar, pienso que todos en un estado de inconsciencia feroz, casi no percibimos el paso del tiempo y es por eso que debo hablar ahora de la felicidad, en atención a que el mundo de hoy, se encuentra estable dentro de su gravedad y requiere urgente una dosis potente de conciencia global para ser feliz.

Cuando la Divinidad creó al hombre en la tierra, éste venía con la felicidad plena incorporada en su ser, pues todo era perfecto, no habían necesidades de ningún tipo, ni existía conciencia de la maldad. Vivía en el paraíso sin hacer esfuerzo alguno, ya que se trataba de una creación divina. Pero un día, este ser feliz, cometió el pecado original y todo cambió, pues de ser perfecto, pasó a ser hombre falente y se condenó en adelante a tener que lidiar con la maldad, con el pudor, la vergüenza e incluso tuvo que cubrir su desnudez, la que antes no le incomodaba.

Por lo explicado, es que desde que nacemos, nuestro fin último en la tierra es alcanzar la felicidad y yo agrego: y un fin después de la muerte, si te toca vivir otra vez. Sin embargo y para que no se frustren amigos; deben tener claro que la felicidad es más bien temporal y como ya lo dijera en otro de mis artículos, “sólo es la suma de todos los buenos momentos y sensaciones agradables que experimenta el ser humano, pero existe”.

Ahora bien, volviendo bruscamente a la realidad local, en uno de mis viajes planetarios a la plaza de armas de Santiago de Chile, presencié un show de payasos callejeros, de esos que le sacan a uno carcajadas desde el alma, muchas lágrimas de felicidad y te hacen trizas los abdominales. Uno de ellos le decía al otro: “En Chile, Weón (huevón), es sinónimo de amigo, por eso quiero saludar esta noche, a todos los amigos que están presentes”…ja,ja,ja. A través de esto quiero contarles que la felicidad y  el weón, existen en todos lados, e incluso están aceptados por la Real Academia Española, ambos.

En nuestra sociedad existen muchos tipos personas y como tal, existen distintos personajes felices. Está el “weón feliz o weón happy”: que es aquel personaje que disfruta de la vida y hasta cuando lo hacen leso, piensa que es obra divina. Está  el  “weón infeliz”: aquel que de puro malo y cuando tiene oportunidad goza perjudicando a su compañero para triunfar, pero que el domingo va a misa y se confiesa por deporte. Está el “tonto grave”: que es aquel tipo de huevón que disfruta la tristeza como tonto, que todo lo encuentra malo y que termina solo, ya que con el tiempo nadie quiere toparse con él por latero. Está el “weón o weona loca”: que es aquel personaje que es feliz con varios weones locos a la vez. Está el “weón fatal”: que es aquel weón infeliz, que nada le sale bien y que se le quema hasta el agua hervida. El “weón confiado”: es aquel que de puro bueno, lo jode siempre un weón infeliz” y el “weón tonto”: que es feliz, pero que no tiene perdón de Dios por lo bruto, weón y tonto que es…ja,ja,ja. Estos personajes, sólo son una parodia de la humanidad y sus falencias, pero existen y por lo mismo espero haberles hecho pasar un momento de risas y felicidad estimados amigos.

¡Ojo! … no anden buscando estos personajes en sus casas, trabajos o casas de estudio, ya que cualquier semejanza, es mera coincidencia.

No me juzguen como bi o multipolar, por saltar de la risa a la profundidad de las palabras, pero como Saturno quiero decirles, que creo firmemente, que la búsqueda de la felicidad está en las cosas más sencillas de la vida. Que la felicidad es la que levanta al hombre y a los pueblos abatidos. Que si no creyéramos en ella, no habría esperanza y sin esperanza no tendría ningún sentido vivir por vivir.  Que la felicidad existe, por lo que debes buscarla desde que te levantes hasta que te acuestes, en cosas simples, en tu familia, en una mirada, en una brisa, en un gesto de tu mascota, en la naturaleza, pero debes detenerte un momento para advertir aquello ¡hoy!, no mañana.  Transmite este mensaje al que puedas. Tus hijos y las futuras generaciones te lo agradecerán.

Un saludo y un hasta pronto. “Saturno”.

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