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Salvador Reyes Figueroa, Hermano de la Costa

Premio Nacional de Literatura 1967, hace 55 años.

Desde sus primeros tiempos de vida le acompañó  un destino viajero, Salvador nació en Copiapó el 16 de Agosto de 1899, pero muy pronto su familia se trasladó a la ciudad de Taltal, luego al puerto de Antofagasta, y años después lo volvemos a encontrar en la ciudad de Taltal. Siendo un joven viajó a Santiago, en donde comenzó nuevos periplos: el de escritor y, posteriormente, el de diplomático. Ambos oficios le depararon sinnúmero de horizontes en frente de los cuales explayó sus facultades de observador penetrante, de imaginero realista y de solitario insatisfecho. Reconocido por su calidad de novelista del mar, el Premio Nacional de Literatura de 1967 escribió en la prensa chilena, aunque con largas interrupciones, durante cinco décadas. Lo hizo a partir del año 1915 en el diario El Día de Taltal, ciudad donde viviera gran parte de su infancia y juventud. Posteriormente colaboró con los diarios Los Tiempos, La Nación, Las Últimas Noticias, La Hora, para culminar con su cometido periodístico en El Mercurio, La Unión, ambos de Valparaíso, y también en El Mercurio de Santiago. A partir de 1920 publicó artículos y comentarios en la revista  Zigzag y luego en revista Hoy, en cuyas páginas firmo con el seudónimo Simbad muchos de sus trabajos literarios. A principios de la década de los años treinta fundó la revista Letras junto al escritor Ángel Cruchaga Santa María entre otros. El periodista que había en Reyes se fortalecía del viajero, del caminante de mil horizontes y climas; al tiempo que el escritor seleccionaba imágenes de la calle y del alma, para luego traducirlas en sus novelas y cuentos. Como escribió Ulises Carabantes: “llevó el mar a las letras y las letras al mar”.

Algunas obras literarias

En literatura estampó su devoción litoraleña y marinista, refrendada por numerosos títulos de sus obras: Barco Ebrio (poesía, 1923). Las Mareas del Sur (poesía, 1930); en el formato cuento publicó: El Último Pirata (1925), El Matador de Tiburones (1926), El Anillo de Esmeraldas (1946), Norte y Sur (1947) y El Incendio del Astillero (1964). En novela se reconoce el motivo y ambiente marítimo  En Tres Novelas de la Costa (1934), Ruta de Sangre (1935), Piel Nocturna (1936), la misma que años después llevara el título de Valparaíso, Puerto de Nostalgias.

Redescubre el destino marítimo de Chile

La tradición, ambiente y lecturas no hicieron sino acentuar la certera  visión del destino marítimo de Chile que Salvador Reyes poseía desde que tuvo conciencia del mundo que lo rodeaba. “No elegí los temas del Mar – explica al diario El Mercurio el 17 de Marzo de 1968 -; ellos me eligieron o yo fui a ellos por impulso natural , por la fuerza de las cosas. Mi familia me llevó a Antofagasta a los dos o tres años de edad. Desde entonces viví en la costa, en ese puerto y en Taltal. Cuando niño tuve por escenario de mis juegos  las playas y roquerios. Cuando adolescente los bongos pesqueros, las chalupas fleteras fueron mis elementos de diversión  y de deportes (en ese entonces no teníamos yates). Desde muy pequeño fui “habitué” de los vapores de la carrera y de los transatlánticos que entonces tocaban Taltal. Viajaba continuamente con mi familia, a Caldera y a veces a Valparaíso. El Mar me entusiasma; es mi más viejo y fiel amor. El Mar está lleno de buques maravillosos, de puertos fascinantes” (Zig Zag, 22 de Mayo de 1954).

El amor al Mar

“ El filibustero entró – confidenció a Zig Zag el 29 de Noviembre de 1952 – por derecho propio, a formar parte del decorado de mi infancia, fue la consecuencia lógica del amor por el Mar, que me dominó desde el momento mismo en que tuve conciencia del mundo que me rodeaba. Debo decir este amor no me ha traicionado nunca. Hoy, como cuando  era niño, las formas de las olas y de los barcos, la visión del agua encerrada en el círculo del horizonte, el olor de la marea; en fin, todo lo que es Mar y marinería, me dan la certitud de vivir. Lejos de eso, no hago más que vegetar”.

El diplomático

El servicio exterior de Chile lo llevó a vivir en Francia (1939-1945), en calidad de Cónsul, tarea similar desempeñó en Barcelona, al año siguiente. En 1947 regresó a París, esta vez como Primer Secretario (1947-1949); luego se trasladó hasta Londres (1950), se desempeñó como  Encargado de Negocios en Haití (1956-1958), en Turquía (1959), en Grecia (1960-1962), para culminar su carrera diplomática como Cónsul General en Francia (1963). Allí conoció a Suzanne Bertrand, quién posteriormente fue su esposa. Cuando quiso casarse, debió hacerlo por poder, y al verse obligado a salvar una objeción de celos por parte de su novia, tuvo que aceptar que ella fuera representada por un varón en la ceremonia civil, celebrada en la Embajada Francesa en Santiago. Entre sus viajes va a la India, Vietnam. En 1954 viaja la Antártida donde se inspira para escribir “El continente de los hombres solos”.

Conocedor y crítico de las maniobras marítimas

Profundo y documentado marinero,  conocedor de los problemas del  Mar, se preocupa nostálgicamente también  de los hombres de Mar.  Lo expresa en el diario La Unión el 6 de Noviembre de 1955 –“La vida de un barco es casi como la vida de una persona. Ninguna de las obras del hombre se acerca tanto al ser humano, es decir, a la obra de Dios como un barco, no una de estas motonaves de hoy, mecánicos y “sin alma”; sino un velero  antiguo, movido únicamente por las fuerzas naturales, entregado a los elementos sin otra defensa que la solidez de sus materiales , la perfección de su arboladura y el arte de sus tripulantes. Porque antiguamente la navegación era más un arte que una ciencia. Si el navegante de otro tiempo tenía que ser un buen calculista, tenía también que ser un hombre compenetrado en la naturaleza, intuitivo, sensible  y misterioso, como un verdadero artista. Conducir un velero era cuestión de cerebro, pero también de piel. El marino moderno vive como es natural atento al agua y al viento, pero ya no es la fusión de antaño y ya no se llega al afinamiento de los sentidos para percibir los signos más secretos del cielo y el Mar”.

El reconocimiento público. Su último pensamiento: el Mar

A diferencia a lo que ocurre en América Hispana, en Europa se reconoce sin reservas el auténtico talento. Desde sus diferentes destinos diplomáticos, Salvador probó en un medio donde no escasean los talentos, que él no estaba por debajo de los mejores. No sorprende pues, que, después de una larga estadía en Paris y en vísperas de emprender viaje a Londres (1956), lo más selecto de la intelectualidad francesa: Farrére, D´Auberade, Miomandre, Coiplet, solicitara para “su viejo amigo” la Legión de Honor. Le fue concedida sin dilación. Y tres años más tarde la Academia Chilena lo acogía entre sus miembros y en 1967 le otorgan el Premio Nacional de Literatura.

 Premio Nacional de Literatura , 14 de Diciembre de 1967

El jurado encargado de discernir el premio estuvo compuesto por el Rector de la Universidad de Chile don Eugenio González, Carmen de Alonso por el Ministerio de Educación, Fernando Durán por la Academia de la Lengua, Jorge Edwards y Manuel Rojas por la Sociedad de Escritores. Actuó como Ministro de Fe don Luis Arenas. Fue una deliberación rápida, tomo una hora y media. Salvador Reyes es novelista, cuentista, poeta y ensayista. Estudió en el Instituto Comercial de Antofagasta y amplió después sus conocimientos como autodidacta. Fue oficial de la Legión de Honor y diplomático de carrera. Expresa la vida y la realidad a través de su temperamento. Los tipos de sus novelas y cuentos son creados con elementos de diversas experiencias. Tenía una predilección muy especial por el Mar y la vida primitiva frente a la imperfecta sociedad de los hombres. En su obra no se nota ninguna tendencia política, pues Reyes siempre desconfió de las ideologías. En cincuenta años de actividad literaria, Salvador publicó 51 poemas, 48 cuentos y 4 novelas. A lo anterior hay que agregar los 7 libros que recogieron sus recuerdos literarios y las impresiones de sus viajes. Reyes señala a El Mercurio en 1954: “Pase mi primera juventud – recuerda en El Último Pirata – entre marinos, entre mineros y cateadores del desierto, entre gentes que andaban errantes por el mundo sin saber el motivo. Tal vez de ahí nace  mi entusiasmo por las cosas que no se prolongan excesivamente, por lo que es aventura y libertad”.

 Salvador Reyes Figueroa, Hermano de la Costa de Chile

Este Pirata de alma y hueso, creador del imaginario con sangre salada y dueño de sueños que se arrastran por los oscuros callejones portuarios, saltando a los muelles entre toneles de ron y sacos traídos con té de la China, fardos de la India y telas de Arabia. Su enganche data de los mismos marineros originales, en los albores de la creación de la cofradía; y fue registrado con el Rol N° 159 en la Nao Santiago un 16 de Julio de 1952, en un gran Zafarrancho, con la presencia de los 7 Hermanos Fundadores y ungido como feroz pirata con la espada hermanable del entonces Capitán Anselmo Hammer, Honorable Hno. Fundador N° 2. Salvador escribe: “Los Hermanos de la Costa se visten de piratas y empuñan armas mohosas; alzan sus coros desafinados bajo un esqueleto de cartón. Los Hermanos de la Costa saben hacer de la vida un juego y una magia. Pero también hacen otra cosa: En este país marítimo que se obstina en ignorar su realidad, ellos atraen la atención hacia el mar, ellos trabajan por todo por todo lo que con el mar se relaciona, sea Marina de Guerra, navegación de comercio o de placer, construcciones navales, deportes y pesca. Ellos con su juego se han propuesto descubrir el verdadero rostro de Chile, el rostro marinero”.

Oración al Mar, Diciembre de 1952-Diciembre 2022

Esta maravillosa plegaria fue creada hace 70 años por nuestro Honorable Hermano Salvador Reyes Figueroa, la que invocamos al término de todo Zafarrancho y Reuniones de Cámaras, según la tradición de la Hermandad de la Costa de Chile. Su creación original es de extensa lectura, la que se ha resumido conteniendo los elementos básicos que propició el autor. Y reza de la siguiente manera:

Oración al Mar

Mar, yo Hermano de la Costa te formulo mi promesa

Elogiaré tus maravillas y tus fuerzas,

Ayudaré a mis Hermanos y a cualquier navegante en peligro;

Serviré a tripulantes y navíos,

Proclamaré que el vivir sobre tus aguas

Significa la prosperidad de los pueblos

Y la alegría de los hombres.

Te consagraré mis mejores momentos,

Y obedeceré a tu constante lección de belleza y libertad.

Seré fiel contigo, con mis Hermanos

Y con todos los hombres que se han consagrado a ti,

Mar soberano.

Guardaré siempre, tu imagen y semejanza,

Para defender la libertad en todo momento

Y hasta la muerte.

Zarpe al Mar de la Eternidad

En Santiago de Chile, el 27 de Febrero de 1970 fallece nuestro insigne vate, amante del mar, de las olas, de veleros traslúcidos de sueños, emborrachado por el espíritu pirata, dueño de las letras salinas que surcaron en los siete mares, acogido por suaves algas cancinas, creador de galeones fantasmales.

Sus cenizas esparcidas a la cuadra de Antofagasta

El 7 de Febrero de 1972 fueron embarcadas en el caza submarinos “Papudo” de la Armada de Chile en Valparaíso, para ser esparcidas en el Mar Océano frente a Antofagasta, su tierra de la infancia; las cenizas del escritor, periodista y Hermano de la Costa; que así dejó dispuesto antes de morir. Después de una breve y sentida ceremonia realizada en el Cuartel del Cuerpo de Voluntarios  Bote Salvavidas del cual fue distinguido voluntario. Las cenizas iban dentro de una pequeña ánfora de cobre, fueron conducidas al Papudo a bordo del bote salvavidas N° 1 “Capitán Chistiansen” y entregadas por dos voluntarios a Oficiales de la nave cuyo Comandante se hizo cargo de ellas, para cumplir la última voluntad del extinto. La ceremonia en tierra, dio lugar a una sentida manifestación póstuma al distinguido hombre de las letras, periodista y ex diplomático en cuya obra se exterioriza su gran amor al Mar. En ella estuvieron representados, aparte del Cuerpo del Bote Salvavidas, dirigentes del Caleuche, de la Liga Marítima de Chile, del Yatch Club de Chile y de la Hermandad de la Costa de Chile. Y hasta Antofagasta lo acompañó la esposa del Hermano Salvador Reyes Figueroa, Cautiva Suzanne Bertrand.

Roberto “Sea  Horse” Monardes F.

Investigador Autodidacta

Oficial Lugarteniente Nao Quintero

Hermandad de la Costa de Chile

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Referencias: Salvador Reyes o la Mirada del Viajero Crítico, Juan Antonio Massone

Bibliotecanacionaldigital.gob.cl

Revista de Marina .cl

Diario La Estrella de Valparaíso

 

 

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