El agua es un recurso de uso cotidiano, tanto así, que, al no contar con ella, podemos sentir que es imposible vivir sin su provisión. Para la mayoría de nosotros hay que solo abrir la llave para saciar la sed, lavar nuestros alimentos o regar. No obstante, esto no es una realidad para todas las latitudes. Según fuentes del Banco Mundial, más de 663 millones de personas en el mundo aún no tienen acceso al agua potable. eficiente
La misma fuente, asegura que, América Latina, a pesar de poseer el 31% de las fuentes de agua potable del mundo, en 2050, se proyecta que cerca de mil millones de personas vivirán en ciudades sin suficiente agua. De manera particular, en nuestro país, el 47,2% de la población rural no tiene abastecimiento formal de agua potable, contando solo con fuentes hídricas que no cuentan con la inocuidad necesaria para la salud humana.
Desde nuestro margen de acción individual y comunitario, muchas veces nos vemos limitados, ya sea por la comodidad y el individualismo, al sentir que no nos afecta directamente o bien, por una fantasiosa percepción de que tendremos de manera permanente este recurso, como si existiera ilimitadamente en la naturaleza, nos sentimos beneficiarios absolutos de su abastecimiento. Pero, ¿hasta cuándo? Si reflexionamos y nos informamos un poco, podríamos ver que la crisis hídrica, la contaminación de los océanos, la polución y la depredación de los recursos, son una amenaza casi en nuestras narices para poder contar con agua de manera continua para las próximas décadas.
Además, la mentalidad inmediatista, propia de la postmodernidad, nos convence que esta forma de abastecernos y gestionar este recurso, es la norma, limitando incluso el poder considerar un uso más eficiente del agua, en post de miradas más racionales, comunitarias y solidarias. Si tan solo investigáramos un poco más, veríamos que existen muchas alternativas, tanto en tecnología, ingenio humano y colaboración, que contribuirían a que todos, en un mediano plazo, contáramos con mejores y dignas condiciones de vida. Una de ellas es la reutilización del agua, esa misma que a diario abastece nuestros hogares u otras instalaciones, que, a través de un tratamiento de baja complejidad, da un segundo uso al recurso, que fácilmente puede servir para el riego de plantas, árboles, sembradíos y hortalizas. En términos estrictos, una planta de tratamiento de aguas grises, se puede cuantificar en 1.250 US, su construcción tarda solo una semana, ahorrando el tratamiento del consumo promedio de, al menos, el 80% del agua usada por un grupo familiar promedio, es decir, si consideramos 13 metros cúbicos consumidos, es posible reciclar 10,4 metros cúbicos.
No obstante, en nuestro país estos cambios no se incentivan, en especial, desde la normativa. Al instalar una planta de reciclaje de aguas grises en un domicilio particular, en Aconcagua, zona que ya sufre una grave crisis hídrica y al ir a solicitar una rebaja en torno al uso de alcantarillado y tratamiento, se argumenta que no cuentan con la medición al respecto y que la Ley, los faculta a cobrar la misma suma relacionada al consumo, usando esto como única fórmula de medida. De manera textual indican: eficiente
“Junto con saludar, informamos a usted que las tarifas que se cobran por los servicios de alcantarillado (tratamiento y recolección) no se fijan de manera arbitraria, sino que se obtienen a partir de un proceso de negociación entre la Empresa prestadora y la Superintendencia de Servicios Sanitarios. Con relación al cobro de alcantarillado, el D.S. Nº 453 del M.I.N.E.C.O.M. del año 1990, en su artículo 14° señala que: “para efectos de la aplicación de este reglamento, en relación al cálculo de las tarifas, se considera que el volumen descargado de aguas servidas es igual al volumen consumido de agua potable”. Ante la imposibilidad de determinar en forma exacta la evacuación de las aguas servidas de una propiedad, el cobro de alcantarillado se encuentra referido a los metros cúbicos de agua potable consumida, como una forma de simplificar su aplicación. Sin embargo, cabe señalar que la determinación de la tarifa correspondiente lleva implícita la consideración que no toda el agua potable que se consume va luego al alcantarillado. Los antecedentes disponibles para este efecto permiten estimar que en general, el agua descargada al sistema de alcantarillado es en promedio del orden del 80% del agua potable consumida. Tal cifra constituye un estándar técnico aceptado internacionalmente en la especialidad de la ingeniería sanitaria, el cual promedia tanto los consumos de invierno como los de verano.” eficiente
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Aun así, no hay que perder las esperanzas, ya que el reciclaje del agua es real y factible de implementar, y si bien involucra inversiones, es una acción concreta de activismo ecológico y sustentabilidad, términos tan usados en múltiples discursos, pero tan poco practicados. Aliviemos no solo nuestra economía individual y familiar, demos un respiro a la explotación de la naturaleza y aportemos colaborativamente al sueño de muchos que, en pleno siglo XXI, no cuentan con agua de ningún tipo. eficiente
María Elena Cañas Berrios