La Bahía on Line
Nos leen, nos creen

- Publicidad -

El bus del gatopardismo en Quintero

El pasado lunes 16 de abril, se sostuvo una reunión entre la ministra de transportes y telecomunicaciones Gloria Hutt Hesse, y el alcalde de Quintero Mauricio Carrasco Pardo, con la presencia del diputado Luis Pardo (RN) y el senador Francisco Chahuán (RN), con motivo de la dilación prolongada en la puesta en marcha de una rebaja en el valor del pasaje de la locomoción colectiva entre Quintero y Puchuncaví y el resto de las comunas del Gran Valparaíso.

Cómo antecedente previo a dicha cita, el diputado Andrés Longton (RN) quien, con ocasión de una visita hecha a la comuna en compañía de la gobernadora provincial de Valparaíso María de la Paz Riveros, recogió en terreno preocupaciones de vecinos y autoridades, particularmente, de su correligionario el concejal Felipe Vergara, se dio la labor de indagar en qué pie se hallaban las iniciativas para mejorar la situación de la locomoción colectiva, cuyos anuncios y ejecución fueron comprometidos por la administración anterior.

Al poco tiempo, Longton constató que las resoluciones que el ministerio de transportes debió adoptar, según se anunció (e hizo eco el propio alcalde Carrasco) en noviembre de 2017, no se habían suscrito al punto que ni siquiera la Contraloría había registrado su ingreso para efectos de tramitar la toma de razón requerida (en este caso, para actos que comprometan el patrimonio y la capacidad contractual del Fisco), sosteniendo que, una vez que se adopten tales medidas desde Transportes, sus efectos no serían visibles sino hacia el término del Año en curso.

Así fue que, con la desazón desconcertante tras dicha noticia, aún en caliente, y a instancia de la autoridad consistorial de Normandie 1916, se desarrolló dicha reunión entre Carrasco y Hutt, ministra del ramo y, además, militante prominente de Evópoli, misma tienda a la que pertenecen la gobernadora provincial y el secretario regional ministerial de transportes y telecomunicaciones, Gérard Oliger Abaroa.

En la cita, Hutt se comprometió a suscribir, dentro del plazo de 20 días, los contratos requeridos para hacer efectiva la rebaja solicitada por el edil a la administración anterior y que, para los usuarios se traduciría en un pasaje de $1000 entre las comunas de Quintero y Valparaíso, tarifa que, fijada hoy unilateralmente por la empresa Sol del Pacífico (y replicada de forma monopólica por Costa Bus) asciende a $1500.

Tras semejante demora en materializar anuncios que beneficien directamente a los usuarios, cabe preguntarse el porqué de la insistencia de Carrasco y su municipio en términos de una rebaja, a costo fiscal, del valor del pasaje de un servicio de locomoción colectiva cuya calidad se ha ido degradando aceleradamente en la última década, al punto que hoy no resulta extraño encontrarse con pasajeros de pie fuera de las horas punta de la mañana y la tarde, ocasiones en que las máquinas se encuentran ya peligrosamente abarrotadas de punta a cabo.

Tal situación, a la luz del Decreto 212 (sobre servicios de transporte de pasajeros) no debería suceder de operar bajo la calidad, a todas luces ficticia, de servicios rurales como lo hacen hoy en el tramo comprendido entre Playa Ancha y Horcón (más de 60 km de trayecto) que, necesariamente, debe entrar y salir del núcleo urbano de Quintero, ciudad y comuna del norte del Gran Valparaíso y perteneciente a él, dónde se encontraría el mayor número de beneficiarios potenciales, una población en acelerado crecimiento.

¿Subsidio para una ficción? Remontémonos brevemente a la historia del territorio y su regulación, versus lo que hasta ahora ha querido entender e instalar (por omisión) la autoridad de transportes.

En cuanto entidad territorial y jurídica, el Gran Valparaíso nace en marzo de 1965 (antiguo Plan Intercomunal, PIV) a partir de la sumatoria de la entonces Área metropolitana homónima (hoy, las comunas de Valparaíso, Viña del Mar, Concón, Quilpué y Villa Alemana, más la comuna de Casablanca) y el llamado Satélite Borde Costero Quintero y Puchuncaví (hoy, la totalidad de la comuna de Quintero más el sector Ventanas de la comuna de Puchuncaví).

Luego, en abril de 2014, al entrar en vigor el Plan Regulador Metropolitano de Valparaíso (PReMVal, en reemplazo del PIV, se ratifica la existencia y unidad urbana de lo que se dio en denominar Gran Valparaíso, extendiéndose en el caso de Quintero y Puchuncaví, la cobertura del límite urbano consolidado al sur de la ruta F-20 (camino a Nogales) desde la ruta F-30E (dónde se hallaba en 1965) hasta la ruta F-190, ingresando a la metrópoli sectores en amplio crecimiento como Campiche, Valle Alegre y Mantagua, además de la sostenida densificación e incremento de residencia en Loncura y el sur de la península, en la ciudad de Quintero, desde fines de la década del 90 del pasado siglo.

En contraste, la Secretaría Regional Ministerial de Transportes y Telecomunicaciones (Seremitt), optó, a partir de la administración Lagos, por disponer por sí las condiciones de operación y cobertura de lo que, a partir de 2007, se conocería como Plan de Transporte metropolitano del Gran Valparaíso, TMV. Es así que, al definirse la malla del sistema licitado, la comuna de Quintero queda apartada de la misma, privando a sus habitantes tanto de la tarifa subsidiada como del acceso a una mayor y más diversa matriz de destinos tanto locales como dentro de la intercomuna porteña.

Es más, se propician situaciones tales que, a partir del instante de la puesta en marcha de un TMV sin Quintero, los ciudadanos del Gran Valparaíso que habitan dicha comuna se ven expuestos, por un lado, a sendos incrementos tarifarios pasando de $800 en 2007 a $1200 en 2010, y $1600 en 2012, para el tramo comprendido entre Quintero y Playa Ancha; pasando el pasaje a la vecina comuna de Concón de $500 en 2009 a $900 (o $1000 incluso) en 2014.

Por otro lado, la falta de visión y control de las autoridades termina por propiciar el aislamiento de Quintero respecto del litoral norte, perdiéndose servicios que unían a la comuna con La Ligua, el litoral norte y Maitencillo (además del centro del vecino Puchuncaví).

Esta situación generada por omisión de la autoridad responsable, agravada desde la implementación del TMV sin Quintero, en la primera administración Bachelet (bajo el Seremitt Mauricio Candia), no experimentó modificaciones en la primera administración Piñera. De hecho, bajo la gestión de la Seremitt Gloria Basualto (RN), y puesta la autoridad en conocimiento de tales situaciones, por parte de diversos informes y denuncias de la ciudadanía centradas particularmente sobre el actuar de la empresa Sol del Pacífico (más allá incluso del aspecto tarifario), esta decide desconocer tales versiones de los usuarios.

Así, al llegar 2012, año del vencimiento original de la licitación del TMV, Seremitt Valparaíso resuelve prorrogar por 5 años más las condiciones esenciales instauradas en 2007 por la administración anterior, incluyendo la segregación de Quintero y sus ciudadanos no sólo respecto de tarifas sino también de la pobre matriz de recorridos y deficiencias en la seguridad y experiencia de viaje del pasajero común quien, a partir de las 22:00 horas, queda en el más absoluto desamparo hasta la mañana siguiente.

De introducir mejoras en las condiciones de desplazamiento de una población quinterana en sostenido crecimiento no se tuvo noticias sino con posterioridad al gran derrame de petróleo sobre la bahía y sus costas. Así, entrada la segunda administración Bachelet y, a instancia de último momento del edil Carrasco (que pareció darse cuenta de la especie en dicho instante), se considera revisar la situación de la locomoción colectiva, entre otras medidas de compensación por el daño ambiental sufrido (mas no bajo la óptica de que la omisión materializada en 2007 tuviese por sí la aptitud de un atentado contra la comuna y su población, privándola del mismo tratamiento que gozan las demás comunas y ciudades del Gran Valparaíso).

Casi pasó desapercibido el anuncio realizado en enero de 2016 por el entonces Seremitt Patricio Cannobbio (PS) sobre importantes innovaciones a implementar en el sistema metropolitano de transporte, entre las que se encontraban nuevas plantas de revisión técnica, estaciones de intercambio modal y, lo que a nosotros importa más, la (re) incorporación de Quintero al TMV a contar de Junio de dicho año.

Luego de que vecinos y autoridades locales acogieran tal noticia con júbilo y optimismo, el concejal Vergara entre los que más, tales ilusiones se vieron disueltas más pronto de lo esperado, lo que añadió un nuevo ingrediente a la historia de una segregación que se siente (y se sabe) injusta. A las pocas semanas, el Seremi se vio movido a renunciar, dejando su oficio acéfalo y sus anuncios congelados hasta después de marzo. Quienes habíamos seguido e impulsado un curso de acción favorable a la situación metropolitana de Quintero quedamos definitivamente helados al notar que Mauricio Candia (PR) volvería a hacerse cargo del oficio de la Seremitt.

El tiempo al pasar, con dos años electorales seguidos, ayudó a diluir la voz ciudadana, al tiempo que sus autoridades elegidas se aprestaban para la contienda en las urnas. También, permitió a Transportes degenerar los anuncios efectuados por Cannobbio, poniendo Candia la aplicación de subsidios directos a la tarifa en lugar de corregir en toda regla la grave segregación de Quintero del TMV por omisión materializada bajo su cargo durante la primera administración Bachelet. Tal medida sería, en principio, implementada en agosto, luego, en noviembre de 2017.

Pasó casi desapercibido el llamado de atención del ente contralor a Transportes, durante la segunda mitad del año pasado, a fin de que diera curso a la nueva licitación completa del TMV (que al fin incluiría está vez a Quintero), a más tardar en enero de 2018.

Al llegar marzo, con el inicio de la actual administración Piñera (2º), y la falta de luces entre los usuarios sobre en qué quedaron las promesas efectuadas con aspaviento por autoridades desde el nivel local al central es que se genera la indagatoria del diputado Longton y, luego, la última reunión entre el alcalde Carrasco con la ministra Hutt. Todo lo anterior para concluir, tras las largas dadas a Quintero y su gente por más de una década, tener a bien sostener la continuidad de la situación actual de operación de la locomoción colectiva, degenerada desde 2007 a la fecha, esta vez incorporando costo fiscal a la gatopardística solución.

Tal vez, con miras a conseguir réditos electorales futuros, alguna autoridad local quiera anotarse puntos sobre tal «logro», apaciguando quizá a electores críticos diciendo que si bien sería «pan para hoy y hambre para mañana» sería un «punto de partida para abrir la puerta a nuevas mejoras». Quizá hasta 2012 podrían haber tenido razón; hoy, sin embargo, ya no.

La medida postulada por las autoridades es engañosa y de magros beneficios, si no conlleva abrir de inmediato, por un lado, la matriz de rutas y destinos, devolviendo, por ejemplo, la entrada al Centro de Viña por Alessandri y Libertad, además de crear un nuevo paso por el centro de Concón y Reñaca para los pasajeros quinteranos (que hoy deben pagar un pasaje doble para romper la segregación impuesta y acceder a tales destinos costeros, además de Quilpué y Villa Alemana).

Además resulta ineludible exigir de inmediato una transformación profunda al circuito dentro de Quintero. Hoy, Sol del Pacífico sólo cubre la península y parte del centro de la ciudad, sin pasar por Loncura, mitad oriental del núcleo urbano con una sostenida densificación; además de sólo cubrir a las comunidades de la zona de extensión por la ruta F-30E, dejando sectores a Valle Alegre, la zona de Mantagua – San Ramón y Santa Rosa de Colmo sin una necesaria conectividad bidireccional interna dentro de la comuna.

¿Qué sucede además con otros operadores como el local Lonquibus o el intercomunal Limequi? ¿No deberían las empresas locales de buses ser las primeras en ser apoyadas por la autoridad de transporte en la transición hacia un mejor servicio para sus propios vecinos? Es un punto en el cual mantener el silencio resulta incómodo sabiendo que, de recibir tales incentivos, extensos sectores de la ciudad podrían contar con un servicio local fiable que mantendría en algo una sensación de seguridad que, en el caso de Loncura, desaparece después de las 19:00.

Por otro lado, ¿Qué efecto real tiene subsidiar a Sol del Pacífico para que esta empresa reduzca su tarifa de $1500 a $1000 si existe hoy la opción de subir a un bus rumbo a Quillota (Limequi) por un valor que, hasta la rotonda de Concón, oscila entre los $500 y los $700? Si se trata de un pasajero al que le urge acceder a un punto de Viña al cual no le lleva Sol del Pacífico, el pagar doble pasaje no sólo solucionaría el tema de la accesibilidad sino que, además, le resultará hoy y en el futuro más conveniente que la propia tarifa subsidiada que se ha propuesto para Sol del Pacífico; quedando definitivamente reducido el rendimiento del gasto fiscal a una pérdida neta para el bolsillo de los contribuyentes.

Si, además, añadimos una operación cada día con más repletos en un trayecto que se insiste en decir «rural», es evidente que tanto el actual Seremitt Oliger como la ministra Hutt están ante un nudo gordiano armado por las administraciones anteriores y la disyuntiva sobre desatarlo o, lisa y llanamente, cortarlo.

Es la interrogante a tener presente si se desea favorecer en serio a la población de Quintero buscando mantener el equilibrio en las finanzas públicas y despejando cualquier asomo o grieta que pueda tener la o las decisiones a adoptar en favor de estos ciudadanos del Gran Valparaiso. Si, como se sostuvo luego de la última reunión entre la ministra y la autoridad comunal quinterana, se continuará por la vía de subsidios directos previo contrato a suscribir con operadores para dicho efecto, es preciso abrir la mirada y sincerar situaciones que hoy se pretende esconder tanto desde calle Blanco en Valparaíso, como en la sede ministerial de Amunátegui en Santiago. Y también desde la casa consistorial de la península en Normandie 1916.

¿No sería óptimo mirar a las actuales unidades de negocio del TMV para que, aplicándoles una extensión de la tabla de cálculo tarifario, prolonguen experimentalmente (antes de una nueva licitación general del sistema) sus rutas hasta el núcleo urbano de Quintero, favoreciendo así a los usuarios con una mayor oferta y variedad de servicios de locomoción, en situación de competencia por pasajero transportado, incluso, más allá de los horarios que imponen a la población un encierro forzoso después de las 22:00, tras lo cual es imposible movilizarse en casos de necesidad o emergencia?

Y, para quienes aún desean anotarse una estrellita positiva, en favor de incrementar las modalidades de desplazamiento para los ciudadanos de nuestra ciudad, ¿Cuándo vamos a hacer algo por dar valor a esa larga línea férrea que cruza Quintero desde Ventanas hasta el Río Aconcagua, pasando por Loncura y Ritoque? ¿No es tiempo ya de ser firmes y proactivos con miras a tener en nuestra comuna el tramo fundacional de una futura Línea 2 del Metro Valparaíso, uniendo Viña y Quintero pasando por Reñaca y Concón?

Algo que valgan tantas penurias y esperas padecidas.

 

VÍCTOR GABRIEL CONTRERAS ARENAS