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Dr. Claudio Sáez: Las plantas desaladoras no crean un desierto marino

La tecnología de la desalación ha avanzado durante décadas y actualmente garantiza un impacto mínimo en el medio ambiente, especialmente en vista de las características del mar chileno, afirmó el director del Hub Ambiental de la Universidad de Playa Ancha, doctor Claudio Sáez Avaria.

El experto fue consultado por Radio Bío-Bío en vista de la polémica generada en Quintero, donde la comunidad y especialmente los pescadores se oponen a la construcción de una desaladora que comenzaría a operar en 2025.

Destacó el doctor Sáez la importancia de considerar el contexto, que en este caso se refiere a la presencia de numerosas industrias altamente contaminantes en toda la zona de Quintero y Puchuncaví, por lo que es “entendible” la desconfianza de la gente ante una nueva empresa que podría tener consecuencias negativas.

Sin embargo, aclaró que, tras revisar la Resolución de Calificación Ambiental de este proyecto, estima que su impacto será mínimo en caso de que la instalación cumpla lo prometido y respete las normas.

Su opinión personal, como experto, es que la preocupación “debería ir por el lado de estas grandes industrias que sí son altamente contaminantes y en las que es necesario hacer mejoras tecnológicas o un cese de actividades”.

Agua marina más concentrada

La desalación funciona mediante la captación de grandes cantidades de agua marina, que es procesada para generar agua potable, lo que genera un desecho con altas concentraciones de sal y minerales, al cual se llama “salmuera” y que es devuelto al mar.

Las preocupaciones se centran tanto en la captación del agua, que supuestamente succionaría elementos de la fauna marina, y en el vertimiento de la salmuera, que podría afectar el ecosistema en la zona de descarga.

El director del Hub Ambiental descartó impactos significativos en cualquiera de esas etapas, donde los avances tecnológicos y la experiencia internacional permiten asegurar que no haya perjuicios. Por ejemplo, en el caso de la planta proyectada, la captación de agua se haría a baja velocidad y a una profundidad de 18 metros, fuera de la zona de mayor riqueza biológica.

En mediciones hechas por los investigadores de la UPLA en distintos lugares de Chile, se ha comprobado que las consecuencias del vertimiento de la salmuera se extienden solamente a una distancia de diez metros, aproximadamente.

Además, las consecuencias son tanto positivas como negativas, explicó Sáez: “Hay un cambio en el ecosistema, pero en ningún caso se forma un desierto marino”. Así como las altas concentraciones de sal pueden eliminar o alejar a algunas especies marinas, otras se ven atraídas por ese ambiente.

Hizo notar Claudio Sáez que lo que se devuelve al mar es simplemente agua marina más concentrada, tanto en sales como en productos orgánicos. También ayudan las características del mar chileno, como la profundidad cerca de la costa y las fuertes corrientes, que ayudan a la rápida dilución de la salmuera. “Es como liberar gas detrás de un ventilador”, dijo.

Contrastó esta situación con la de otras industrias que sí son altamente contaminantes en la zona de Quintero-Puchuncaví, como empresas sanitarias que lanzan aguas residuales con alta presencia de coliformes fecales, fundiciones que desechan aguas con alta temperatura y presencia de metales peligrosos o la descarga de carbón en la zona portuaria.

Fuente: Universidad Playa Ancha 

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