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La Importancia de No Tener Miedo y de No Dejarse Amedrentar

En un mundo donde la libertad de expresión y pensamiento se considera un derecho fundamental, es crucial recordar que esta libertad no es un regalo eterno, sino un logro que debe ser defendido constantemente. Los mensajes que creíamos olvidados, perdidos en el arcón del tiempo remoto, resurgen en momentos de crisis, recordándonos que siempre hay que estar alerta ante aquellos que buscan silenciar nuestras voces. Amedrentar

La historia de nuestro Puchuncaví, marcada por episodios oscuros, nos enseña que el miedo puede ser un arma poderosa en manos de quienes desean controlar y amedrentar. En tiempos de dictadura, muchos profesionales de las comunicaciones desaparecieron, llevándose consigo no solo sus vidas, sino también la verdad y la libertad de informar. Estos recuerdos infames nos obligan a reflexionar sobre el presente y a reconocer que los cavernícolas de la historia no han desaparecido; simplemente han cambiado de forma.

Hoy, en un contexto donde la desinformación y el autoritarismo parecen resurgir, es vital que no permitamos que el miedo nos paralice. La valentía de expresar nuestras opiniones, de cuestionar lo establecido y de defender nuestros derechos es lo que nos distingue como seres humanos. No podemos permitir que el temor a represalias nos impida actuar y pensar libremente.

La lucha por la libertad es un compromiso diario. Cada vez que decidimos alzar la voz, estamos desafiando a aquellos que intentan silenciarnos. Cada acto de valentía, por pequeño que sea, contribuye a la construcción de una sociedad más justa y equitativa. No dejemos que el miedo nos amedrente; en cambio, hagamos de nuestra voz un instrumento de cambio.

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En conclusión, recordar la importancia de no tener miedo es esencial para preservar nuestra libertad. Debemos estar siempre alertas, no solo ante los peligros externos, sino también ante los miedos internos que pueden limitarnos. La historia nos ha enseñado que la libertad no es un estado permanente, sino un camino que debemos recorrer con valentía y determinación. No dejemos que el eco del pasado nos silencie; en cambio, hagamos resonar nuestras voces con fuerza y claridad, recuperemos Puchuncaví.