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“110 años del Natalicio de Francisco Coloane”, Hijo Ilustre de Quintero

La obra de Francisco Coloane, al menos por un largo tiempo en Chile, se la quiso ver como una obra literaria, como trabajo formal, y se la consideró un tanto descuidada y con poco oficio, pasando por alto su fuerza descriptiva, el conocimiento de los hombres de mar y patagónicos, en condiciones límites y azarosas de la vida, su épica del mar, su temblor metafísico, su pasión y vocación por los misterios de la naturaleza y del cosmos, son sus valores principales; que la hacen única en Latinoamérica y comparable a las mejores del mundo en su género.( Jaime Valdivieso, Catedrático de la Universidad de Houston, Texas).

Compendio autobiográfico

“Nací en la costa oriental de la Isla Grande de Chiloé, que protege con su base granítica de la Cordillera de la Costa a las islas menores, desde el Canal de Chacao, hasta las Bocas del Guafo. La vida de esta región está regulada por el flujo y reflujo oceánico, que viene desde los cuernos de la luna y de lo que hasta más allá de los astros, y por las lluvias esparcidas con toda la rosa de los vientos. Llueve allá de las mil formas, con cerrazones bramando huracanadas, copiosos llantos celestiales que traspasan el corazón de los vivos en comunicación con los muertos, que reposan bajo los cementerios de conchales. Al oriente del varadero en la “tierra de la punta” en una casa construida sobre pilotes de madera (palafitos) alquitranados; mi madre Humiliana Cárdenas Vera, campesina de Huite, hija de Feliciano Cárdenas y de Carmen Vera, me dio a luz a las 5 y media de la mañana, el 19 de Julio de 1910. En esos días mi padre Juan Agustín Coloane Muñoz, andaba navegando de Capitán en un barco de Cabotaje. En la casa había una especie de puente de tablones para ir de la cocina al comedor. En la alta marea el oleaje llegaba hasta debajo del dormitorio, y así no demoré mucho en pasar del rumor de las aguas al de las aguas del mar (“nací  en el mar”). Hasta hoy me acompañan el flujo y el reflujo de esas mareas  y sangre. La voz de mi madre y el rumor del mar arrullaban mi infancia. Los sigo amando y temiendo. De madrugada ella me gritaba siempre ¡¡¡ Panchito, arriba, está listo el bote¡¡ ¡.Desayuno y embarcarme en un bote de color plomo, de cuatro bogas, hecho de tablas de ciprés y cuadernas de cachiguas, que nos llevaba al Alto del Estero de Tubildad. Allí teníamos siembras de trigo, papas, linaza y legumbres, y nuestros animales, algunos cientos de ovejas y unos cientos de vacunos”. Del artículo “El Chiloé del Niño”, publicado en el diario El Mercurio, 9 de Noviembre 2001.

Biografía

Francisco Coloane Cárdenas, nace el 19 de Julio de 1910, en Quemchi, puerto maderero de la Isla Grande de Chiloé, Región de Los Lagos. Hijo de Juan Agustín Coloane Muñoz y de doña Humiliana Cárdenas, realiza sus estudios primarios en la escuela pública de Quemchi y luego se va al Seminario de Ancud donde cursó hasta segundo medio, terminó sus estudios en Punta Arenas en el Liceo Salesianos San José; mientras estudiaba, trabajó como secretario y comenzó a publicar relatos en diarios y revistas locales. En 1927 efectuó el Servicio Militar y en 1929 fue contratado como aprendiz de Capataz en la Estancia Sara en Tierra del Fuego, experiencias  que le dieron temas a gran parte de sus obras literarias, más tarde colaboró en el diario “El Magallanes”. En 1932 contrajo matrimonio con la Sra. Manuela Silva Bonnaud y tuvieron a su hijo Alejandro, fallece a los pocos años de cáncer. Trabajó en el Apostadero Naval  de Magallanes, el 15 de Marzo de 1931 ingresa a la Armada de Chile, como Cabo 1º Escribiente Filiación Azul y pide su retiro voluntario el 15 de Marzo de 1935. En 1938 viajó a Santiago y se dedicó al periodismo y a recopilar cuentos y relatos que publicó en varios diarios y revistas nacionales. Trabajó y colaboró con los diarios El Mercurio, Crítica (Jefe de Crónica), El Sol (Jefe de Deportes), La Nación, Las Últimas Noticias y la Revista Zigzag. Vuelve a contraer matrimonio en 1944 con la Asistente Social Sra. Eliana Rojas  Sánchez de quién nace Juan Francisco. Trabajó en una Compañía Teatral, y en el Servicio de Salud, como Técnico Sanitario. Incursionó también en el cine con sus obras como “Si mis campos hablaran”. En este género artístico autorizó la filmación de sus novelas “Cabo de Hornos”, “La Tierra del Fuego se apaga” y “El Último Grumete de la Baquedano”. En 1947 participa en la Primera Expedición Antártica Chilena. En 1962 a 1964 viaja a China con su familia. Vive en Pekín, donde trabajó en la Revista ”China Reconstruye”, y en el Instituto de Lenguas Extranjeras, su esposa traducía y su hijo Juan Francisco estudiaba.

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En el año 1964 gana el Premio Nacional de Literatura. Le debemos a Coloane el conocimiento de las regiones australes de nuestro país y desconocidas geografías y más que eso: la recreación de la vida simple de seres humanos victoriosos y destrozados, de la vida en la Patagonia, en los barcos balleneros, en la pesca; pero siempre empeñados en una lucha sin tregua en medio de la magia, el misterio, los sueños, la realidad y la leyenda que él sabía muy bien plasmar en sus obras.

Viaja en innumerables ocasiones al extranjero como jurado de concursos literarios e invitado a múltiples congresos de escritores. Ocupó el cargo de Presidente de la Sociedad de Escritores de Chile en el año 1966 y varias veces el de Director. Fue miembro de la Academia de la Lengua de Chile en 1980, ocupando el sillón N° 16. También fue integrante del Colegio de Periodistas. Una de sus actividades más apreciadas, es la de su importante aporte a la educación chilena, que lo hacía a través de charlas en los colegios y como ayuda personal en los trabajos de investigación de los estudiantes. Algunos de sus cuentos y novelas fueron traducidas a distintos idiomas como: inglés, francés, alemán, portugués, checo, ruso, esloveno, italiano, griego entre otras.

El día 3 de Diciembre de 1964 ingresa a la Hermandad de la Costa de Chile, organización de hombres amantes del mar y de tradiciones piratescas, obtiene el Rol N° 955,fue  invitado por el también poeta y escritor don Andrés Sabella, ambos de la generación literaria de 1938. Andrés Sabella había ingresado el 25 de Abril de 1960 con el  Rol N° 528. El aeropuerto de Antofagasta lleva su nombre

En 1994 es traducido al francés su obra “Tierra del Fuego”, con prólogo del escritor chileno Luis Sepúlveda, ocupó los primeros lugares de ventas en el país galo, con excelente crítica. En 1996 el gobierno de Francia le otorgó la Orden “Caballero de las Artes y las Letras”, distinción que anteriormente habían recibido Jorge Luis Borges, candidato a premio Nobel y Mario Vargas Llosa.

Algunas de sus Obras

  • Perros, Caballos, Hombres. 1935, Su primer Cuento.
  • El Último Grumete de la Baquedano, 1941
  • Cabo de Hornos, 1941, contiene 14 cuentos
  • La Tierra del Fuego se Apaga, Teatro, Cultura, 1945, 4 cuentos
  • Tierra del Fuego, 1956, 8 cuentos
  • Viaje al Este, 1958
  • El Camino de la Ballena, 1962
  • El Témpano de Kanasaka y otros cuentos, 1968
  • El Chilote Otey y otros cuentos, 1971
  • Rastros del Guanaco Blanco, 1980
  • Crónicas de la India, 1983
  • Velero Anclado, 1985
  • Cuentos Completos, 1999
  • Los pasos del Hombre, 2000 (sus memorias)
  • Papeles Recortados, 2004 (escritos de su vida en China, póstumo)
  • Última Carta, 2005 (obra póstuma, realizadas por su esposa Eliana).

Premios y Reconocimientos

-Premio de Novela Infantil, 1940, por El Último Grumete de la Baquedano (Editorial Zigzag y la Sociedad de Escritores de Chile)

– Premio Municipal de Cuentos, 1956 (Santiago de Chile)

– Premio de la Sociedad de Escritores de Chile, 1957

– Premio Nacional de Literatura, 1964

– Hijo Ilustre de la Municipalidad de Quemchi, 1968

-Orden de las Artes y las Letras, 1996 por el Gobierno de Francia

– Orden al Mérito Gabriela Mistral, 2000

– Medalla Apóstol  Santiago, 2000

– Hijo Ilustre de la Municipalidad de Quintero, 2001.

La Casa-Barco de Quintero

Cerca de medio siglo vivió en Quintero don Francisco Coloane, hombre muy alto y vozarrón de trueno chilote. Lo hacía por temporadas cuando no estaba de viaje, en la casa celeste, que es como un barco anclado. La calle de su residencia, Santiaguillo N° 550. Desde allí ve el océano, relampagueante, imponente y profundamente azul, a una cuadra de la Cueva del Pirata.

Su casa tenía una sensación de barco que pugnaba por salir al mar; y Coloane sostenía que era visitado, a todas horas, por pájaros oceánicos de todos los mares, que dejaban sus huellas, sobre los tejados. Pese a los intentos de su Padre para que fuera marino de un buque ballenero, Francisco Coloane se decidió por navegar en el océano de la literatura y describió las aventuras que vivió o escuchó- principalmente- junto al fuego de las largas noches en el Estrecho de Magallanes, o en Punta Arenas, en Buenos Aires o en su casa-barco de Quintero.

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Acompañado de su esposa Eliana Rojas y su sobrina, cada vez que venían a su casa en Quintero, Francisco Coloane disfrutaba enormemente sus baños de mar. “Salía muy temprano en la mañana rumbo a la Playa Las Conchitas, se iba caminando por la calle Santiaguillo y bajaba por el Parque Municipal hasta la Playa Los Enamorados, para pasear por el bosque y seguir por el borde costero hasta la Playa Las Conchitas donde le encantaba nadar. Podía pasarse toda la mañana allá y por las tardes se iba al morro de la Cueva del Pirata, donde sentaba por largas horas a mirar el mar (seguramente tomaba sus apuntes para sus obras), lo que más le gustaba. Así lo recuerda el jardinero don Eduardo Pino, que trabajó con él por 15 años, y se encargó de mantener un sencillo pero colorido jardín, que florecido en primavera espera la llegada del escritor. Atracción frecuente del poeta del mar era recolectar mandíbulas de tiburón, conchas de picorocos o cualquier elemento que le llamara la atención en las salidas a la playa y que luego engalanaban los árboles de su jardín y en ocasiones también al interior de su casa.

 Extracto de entrevista:

Don Francisco Coloane esta afición por la astronomía ¿es de ahora o viene de la niñez ?

Desde niño anduve en bote, a caballo y siempre las orientaciones de las estrellas las he llevado en la mente, incluso, en mi casa en Quintero, siempre salgo a la terraza y veo constelaciones enteras.

¿Recuerda algún minuto de su vida que haya dejado de mirar a las estrellas?

N0, siempre he mirado una estrella. En la noche sobre todo antes de dormirme; voy por cada una de las ventanas de mi departamento en Santiago, para ver si encuentro una. Y cuando veo una estrella, entonces me acuesto feliz. Porque el mundo está tranquilo. Y yo puedo dormir en paz.

El Trébol de la Suerte

Preocupado por no perder los favorables designios que le había otorgado el destino, contó que le trajeron una piedra laja desde la Cueva del Pirata y como no encontró un trébol de cuatro hojas en su jardín, estuvo un largo rato pintando el mismo sobre la piedra ese trébol, pero invertido. Cuando terminó le dijo al jardinero, que era para la buena suerte. La figura del trébol se mantuvo delineada sobre la piedra por largo tiempo y sin duda que le otorgó una afortunada y larga vida, impulsada por una abismal imaginación y una insaciable pluma.

Estrella de Mar Salvadora

En una de sus incursiones de natación en la Playa Los Enamorados, alrededor del año 2000, estaba entre las rocas, cuando resbala y cae al mar, rápidamente se pudo salvar gracias a una estrella de mar de la que pudo asirse. La mantenía en su casa de Quintero, decorada con tres turquesas, como homenaje a su estrella salvadora.

Buen Nadador

En una entrevista a Francisco Coloane le preguntaron porque le gustaba nadar tanto en el mar, dijo:  Dicen los astronautas que desde la distancia estratosférica, arriba, la tierra se ve como un planeta azul; es el mar el que le da el color azul.  Soy Darwinista, también creo que la evolución de las especies y de toda la vida vino del océano. En el vientre de nuestra Madre estuvimos más o menos  como en el agua del mar. Entonces si uno está ahí un rato descansando, todo el organismo empieza a recibir una cosa salobre y además una influenza magnética y se revitaliza. Esto es lo que me salva a mí, lo que me mantiene vivo”.

Coleoptero Darwini Coloanei

Francisco Coloane era un gran admirador del padre de la Teoría de la Evolución, Charles Darwin, quién visitó Quintero el 15 de Agosto de 1832, su libro escrito por el insigne naturalista “Diario de un Naturalista alrededor del Mundo” era uno de sus favoritos. Conocida su admiración por Darwin, es que un entomólogo descubrió un Coleóptero y le denominó con el nombre científico de Darwini Coloanei.

Hijo Ilustre de Quintero

En el mes de Mayo del 2001, el Honorable Concejo Municipal de Quintero junto a su Alcalde, don José Varas Z., luego de haber escuchado a la comunidad de Quintero el clamor que uno de sus vecino por largos años, era el destacado  escritor y Premio Nacional de Literatura don Francisco Coloane Cárdenas, estas autoridades lo declaran mediante Decreto Alcaldicio, como Hijo Ilustre de Quintero. Expresando el Alcalde, “ Lo que es Neruda para Chile, Coloane es para Quintero”. Reconocido mayormente por su tremenda obra literaria a nivel nacional y mundial, siendo un orgullo para la comuna de Quintero contar con tan insigne personaje y vecino que se merecía tan grande reconocimiento. En el mes de Marzo del 2001, don Francisco se encontraba muy delicado de salud a sus 91 años en su vivienda en Santiago. Hasta allá viaja el Alcalde Varas para visitarlo y saber de su salud, pero  “estaba muy mal y le estaban haciendo terapia, yo respeté eso y lo miré desde lejos” ,  comentó . “No pude conocerlo, pero me quedo con la satisfacción de que le hayamos rendido un homenaje en vida”.

Fallecimiento de don Francisco Coloane

El día 5 de Agosto del año 2002, a los 92 años de edad “ volvió al mar “, tal como se lo dijo su padre en su lecho de muerte años antes, tomándole la mano – “ volvamos al mar “ – como si la muerte existiera  realmente solo bajo el párpado del agua. Fallece de un paro respiratorio y fue cremado en el Cementerio General, aunque su deceso se supo recién el día después, debido a que él había dejado expresas órdenes de bajarle el perfil a su muerte, en el mes de Septiembre la familia lanzó sus cenizas al mar, donde había nacido…. En el Mar…

Homenaje en sus 110 años de su nacimiento de un gran literato que vivió en nuestra  bella Península Los Molles, que nos deja un tremendo legado y que no debemos olvidar, especialmente los niños, jóvenes quinteranos y chilenos, que muchos  llevan el Mar en sus corazones y en sus ojos cristalinos llenos de ilusión por la vida que recién comienzan a navegar.

Muchas calles, liceos, escuelas, jardines infantiles, organizaciones , cooperativas, instituciones, radios AM y FM , Parques Nacionales, museos, montes, canales del sur de Chile llevan su nombre; en Quintero el Centro de Actividades Comunitarias tiene su nombre en su recuerdo.

Roberto Monardes Fierro

Investigador Autodidacta

Miembro de la Hermandad de la Costa de Chile

Nao Quintero

Bibliografía consultada:

  • Revista de Marina.cl/revistas/2002/5/berlinger.pdf
  • gob.cl/bnd/ 628/w3-article.2446617,html
  • elporteño.cl
  • Revista Caras N° 267 del 26/06/98, Periodista Claudia Álamos
  • fco – coloane:archivo:novelas:cuentos:biografía
  • elobservador.cl. Entrevista periodista María Elizabeth Pérez
  • elobservador.cl. Artículo

 

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