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El futuro de la bahía de Quintero

La bahía de Quintero es fundamental para Chile. A través de casi un siglo, en la zona se ha desarrollado una importante infraestructura portuaria, energética, petroquímica, cuprífera, granelera, entre otras, para sostener las necesidades cotidianas de gran parte del país. No cabe duda de que se trata de un polo estratégico de primera importancia para Chile que está llamado a jugar un rol crítico en el futuro próximo, manteniendo las actuales actividades y desarrollando otras que serán fundamentales, como el hidrógeno verde y sus derivados, entre muchos otros.

Sin embargo, la bahía carga con el estigma de ser considerada “zona de sacrificio”. Dada su importancia estratégica, debiéramos haber sido capaces hace mucho de resolver los conflictos ambientales. Y para avanzar en un cambio sustantivo resulta urgente objetivar la contaminación en la zona, realizando los estudios necesarios para determinar la situación epidemiológica de sus habitantes. Se deben mejorar los sistemas de monitoreo de calidad del aire para conocer en tiempo real y sin ambigüedades todos los contaminantes presentes. Es inaceptable que existan episodios de intoxicaciones y no seamos capaces de determinar las causas y los responsables.

Las empresas gastan anualmente importantes recursos en monitorear las variables ambientales. Sería preferible que autoridad sectorial administre dichos sistemas, con amplia participación ciudadana y de autoridades locales, evitando duplicar esfuerzos y dando garantías de imparcialidad. Junto con lo anterior, se debiera auditar que cada actividad industrial cuente con la mejor tecnología disponible, cumpliendo con normas ambientales estrictas.

Por otra parte, resulta doloroso que existan poblaciones en la zona sin soluciones sanitarias de agua potable y alcantarillado. Hay que mejorar los espacios públicos, los servicios de salud y educacionales, entre otros. En un esfuerzo conjunto entre las empresas y el Estado, el desafío es que quienes habiten en la zona disfruten de una calidad de vida comparativamente mejor y no peor, como hoy sucede.

La bahía de Quintero está llena de playas hermosas, históricamente se ha destacado por sus aptitudes para el buceo, y podría tener conexión directa con el valle de Quillota, potenciando el turismo y la exportación de frutas. Existen diversos ejemplos de convivencia armónica de parques industriales con zonas pobladas, como Róterdam en Holanda o Gladstone en Australia. En dichos lugares, las ciudades buscan que se instalen más, no menos, empresas, junto con mejorar los indicadores ambientales, crear empleos y fomentar desarrollo sostenible. Sería un error optar por una solución radical que confronta el desarrollo industrial con el medioambiente y la población.

Sin embargo, este es el enfoque que se trasluce de la Imagen Objetivo propuesta por la Seremi de Vivienda y que el Core ha sometido a participación ciudadana, en el proceso de modificación al Plan Regulador Metropolitano de Valparaíso (Premval) que se está llevando a cabo. En 2019, la Corte Suprema, entre otras disposiciones, requirió al Ministerio de Vivienda y Urbanismo “abordar la modificación del Plan Regulador de Valparaíso”. La legislación sanitaria (no medioambiental) clasifica las distintas actividades en diferentes categorías (por ejemplo, habitacional, comercial, educacional, etc.) y entre ellas están las actividades “peligrosas”. Dicha clasificación no guarda relación alguna con sus niveles de emisiones o impactos medioambientales, sino que se refiere a industrias que requieren exigentes estándares de seguridad para su funcionamiento. Las actividades que se encuentran en la bahía de Quintero son de este tipo. Ocupan cerca de 385 hectáreas de borde mar, y el Premval vigente contempla aproximadamente 1.000 hectáreas adicionales para esta clase de instalaciones.

El sentido común indicaba que la modificación del Premval reduciría esta superficie vacante, pues parece excesiva. Sin embargo, la Imagen Objetivo propuesta considera eliminar la categoría de suelo para instalación de industrias peligrosas, no sólo para la superficie vacante, sino que también para el área consolidada. Con este cambio, las industrias existentes quedarían en terrenos donde, de acuerdo a la nueva clasificación, no podrían estar. Para resolver la contradicción, se estipula una salida para aquellas empresas “estratégicas” (definición que recaería en el Minvu), limitando sus posibilidades de crecimiento sólo dentro de las instalaciones existentes, y sujetas además a ejecutar compensaciones aún indefinidas.

De más debiera estar decir que la actividad industrial y económica en general necesita flexibilidad para desarrollarse y enfrentar nuevos desafíos a través de desarrollos e inversiones. Sin embargo, la modificación del Premval propuesta se convierte en un cinturón que ahoga el potencial crecimiento sostenible de las industrias de la bahía.

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Como en otros aspectos de la convivencia nacional, es imperioso acordar una visión común para la bahía de Quintero, que incluya al actual parque industrial y su desarrollo futuro, pero que también implique una mejora medible y objetiva de la situación medioambiental, y un avance sustantivo en la calidad de vida de los habitantes de una de las zonas estratégicas más importantes de Chile

Alfonso Salinas Martínez

Gerente de Estrategia y Sostenibilidad GNL Quintero

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