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Saturno, los niños de La Greda y el río Aconcagua.

Amigos… ¡Estoy más que enojado que nunca!, lo digo alzando la voz, pues se mezcla en mí, una suerte de ira, tristeza e indignación hacia la conducta humana irresponsable que se ha tenido con nuestro planeta. Todos, de una u otra manera y de forma deliberada, le hemos hecho daño al tercer sobreviviente del sistema solar y aun así no reaccionamos. ¿Qué estamos esperando?… ¿Qué alguien lo cuide por nosotros?… ¿O que el fin de los tiempos sea tiempo presente?

Por si no se han dado cuenta, los cambios climáticos que años atrás eran impensados, hoy son pan de cada día. Los medios de comunicación y redes sociales se han encargado de globalizar todo lo que sucede hasta en el más ínfimo rincón del mundo y por lo mismo vemos terremotos, tsunamis, huracanes, inundaciones, granizos, altas temperaturas, incendios, ballenas muertas con plásticos en su interior, ríos de plásticos, es decir, todo aquello que a nuestros abuelos le describieron como el fin del mundo y que nosotros como niños pensamos que sucedería en un solo día, como la peor de nuestras pesadillas, está sucediendo.

Como Saturno, no me puedo conformar al presenciar que el ser humano no respeta nada; pues no respeta los minerales, ni a los vegetales, ni a los animales, ni a sus pares y peor aún, no respeta al máximo ser vivo: el planeta tierra. Dios, en el sentido más amplio de la palabra y del ser, nos privó de seguir viviendo en el paraíso terrenal en que nacimos, en donde, todo era felicidad, donde no existía la maldad, ni la imperfección, ni el sacrificio; pero gracias al pecado original, nos condenó en adelante a padecer y a tener que sacrificarnos en busca de la felicidad, como fin último.

Dejando de lado la filosofía esencial, hagamos un close up en Chile: ¿Sabían ustedes que hace 10 años atrás en el sector Puchuncaví, la “chimenea de CODELCO Ventanas”, intoxicó masivamente a los niños de la escuelita de La Greda, los que fueron derivados con vómitos, mareos y fiebre a distintos hospitales?… ¿Sabían ustedes que el 23 de marzo del 2018, nuevamente estos niños fueron intoxicados con otro coctel de metales pesados que despedían las 14 industrias del sector. Saturno con tristeza denuncia esta situación, ya que es tan cruenta la historia, que los intoxicados de hoy (jóvenes de 14 ó 15 años), se repitieron en marzo, el mismo plato de cuando tenían 4 ó 5 años.  Lo peor de todo, es que la gente del sector y la autoridad saben que dichas industrias son la fuente laboral de los padres de estos menores y que si las clausuran la gente tendría que emigrar, ¡pero autoridades! … fiscalicemos y tomemos medidas ejemplares para que nuestros niños no sean atropellados en sus derechos fundamentales.

Hablando del denominador común, la Corporación Nacional del cobre, vuelve a aparecer en la Región de Valparaíso (sector cordillera), pero con otro apellido, CODELCO ANDINA, ya que tiene familia en varias partes de Chile. Estos señores, parecen ser los reyes de las emergencias ambientales, ya que constantemente y cada cierto tiempo producen derrames de concentrados de cobre, los que caen por gravedad en el “Río Blanco”, de Los Andes, arrasando con la naturaleza en su plenitud y de paso contaminando las aguas que se procesan como potables para la ciudadanía, Así tenemos como ejemplo como el derrame producido en febrero del año 2016 y el del 23 de enero del 2019, lo que convierten a la larga, en una cloaca industrial al río que le da el nombre al valle: “El río Aconcagua”.

Cómo no indignarse con el que contamina las aguas, con el que contamina el aire o las tierras y con la autoridad que no fiscaliza… cabe en nuestros corazones aceptar que gracias a la ambición y el lucro se esté muriendo todo tipo de ser vivo… Ahora entiendan por qué CODELCO aporta con dineros a la comunidad; ya que es la única forma de tener su conciencia tranquila, dándoles migajas a sus intoxicados, aportes que por lo demás no significan ni un 0,1 % de las lucas que obtienen vendiendo el cobre, pero matando la naturaleza, entre ellos nosotros.

Simplemente CODELCO es como el más pecador de los pecadores, que en misa da una moneda como limosna para sentirse más liviano y que al salir de la iglesia da gracias a Dios por lo bella que es la naturaleza.

NOTA: ¡Superintendencia del medio ambiente… despierte pues…están cometiendo un homicidio colectivo!

Razonen y reaccionen en libertad, sus hijos y las futuras generaciones se lo agradecerán.

Su amigo, Saturno.

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