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A 70 años del vuelo del Manutara, desde Quintero

En su viaje de instrucción en el buque – escuela “Baquedano” de la Armada de Chile, Roberto Parragué Singuer; siendo cadete de la escuela Naval, le permitió “conocer” por mar la fantástica Isla de Pascua, además de realizar su sueño de conocerla, tuvo también el de ser algún día, aviador naval. Había influido en él, el vuelo realizado por el piloto español Ramón Franco en el Dornier Wal, llamado “Plus Ultra”, sobre el Atlántico desde España a Buenos Aires, Argentina en el año 1926. Manutara

Ingresó a la Escuela de Aviación Militar enviado por la Armada de Chile, pero después de graduarse de piloto de guerra, pasó al escalafón Fach en 1930. En 1936, fue destinado a la Base Aérea de Quintero, donde fue entrenado para volar en los hidroaviones y aviones anfibios conocidos como los “botes-voladores”. Mi abuelo paterno trabajó bajo su mando, don Pedro Monardes Aranguiz, quien era mecánico de aviación.

Pero cuando llegaron a la Fach los famosos aviones Catalina, botes-voladores de gran autonomía de vuelo, el antiguo sueño del Comandante Parragué se hizo posible. Fue así también, el primero en volar al Archipiélago Juan Fernández, que hasta ese entonces parecía una quimera.

En 1950, logró entusiasmar al Comandante de la Base, Grupo de Aviación Nº 2 de Quintero, Coronel Horacio Barrientos, también al Comandante en Jefe, General del Aire Aurelio Celedón Palma y al escéptico Ministro de Defensa, General Barrios, quién como todo profano, la idea le parecía que era una “locura del aire”.

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Pero el Ministro cedió y hasta el propio Presidente de la República don Gabriel Gonzáles Videla “compartió la idea”. Se debe recordar que él fue el primer mandatario junto a su esposa doña Rosa Markmann (su familia tuvo casa en Quintero), en volar hasta la Antártida; otro gran emprendedor, como Parragué.

Obtenidas las autorizaciones respectivas, la acción comenzó con un tremendo trabajo en equipo, para que el vuelo se realizara con entera seguridad, aumentándose la capacidad de almacenamiento de combustible por ejemplo.

Se trabajó con premura en atención que en Australia había otro piloto “soñador”, el Capitán Taylor, que quería unir su país con la mítica Isla chilena. Entonces había que hacerlo primero que él. Y así se hizo. Años más tarde, a fines de la década del 50, el Capitán Taylor visita Quintero junto al Comandante Parragué.

Se habilitó el avión Consolidated OA, PB-Y Catalina Nº 405, bautizado como MANUTARA (Pájaro de la Suerte, en idioma Rapanui).

Se hicieron los vuelos de preparación y de “prueba” en la Base de Quintero, para demostrar a los que “aún dudaban” que el MANUTARA, podía volar más de 20 horas, que es el tiempo que se estimaba llegar a Isla de Pascua. Los vuelos de práctica se hacían a lo largo de Chile.

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La tarde del 18 de Enero del año 1951, el Manutara despega desde la pista quinterana, su base de operaciones, dando el inicio del vuelo histórico, hacia La Serena, ciudad donde el Presidente Gonzáles Videla pasaba su temporada veraniega, por constituir su ciudad natal y además por lógica deferencia.

El 19 de Enero de 1951 inician el vuelo que unirá el continente con esa lejana posesión insular chilena, cerca de los 4000 Kms. de distancia, por primera vez en la historia de la aviación mundial. Muchas vicisitudes se pasaron en el vuelo de 19 horas y 22 minutos que les llevó en cubrir la ruta.

“ En una hora más comenzará a amanecer. Estoy calculando nuestra posición astronómica. Mientras volamos rumbo al Weste, donde vimos ponerse el sol ayer 19 de Enero de 1951. El despegue desde La Serena parece ahora tan lejano, después de 12 horas de vuelo en que los motores han mantenido un ritmo … adormecedor Tenemos combustible para otras 12 horas más, calculo que debemos avistar la Isla en siete horas más … si se mantienen las condiciones del viento … nuestra última posición es a 2.400 kilómetros de la costa” …, De la Bitácora de vuelo del Manutara. Llegan a la hora estimada a la Isla, siendo recibido por sus habitantes jubilosamente, el 20 de Enero de 1951, a las 14.30 Hrs., el avión se desplazaba a 200 K/H.

El “sueño completo” de Parragué era la de realizar el vuelo de ida y vuelta, pero desgraciadamente no lo pudo lograr, la pista que el con sus “ahorros personales” había mandado a construir, fue diezmada por una torrencial lluvia. Entonces con las condiciones propicias, alivianando al máximo el avión, despega hasta la costa cercana, para intentar el despegue desde el mar, situación que también fue desgraciada, no pudiéndolo conseguir. El MANUTARA es desarmado y traído a Quintero por un buque de la Armada.

En 1957, siendo Parragué Comandante de la Base Aérea de Quintero, en el más absoluto secreto y sin permiso de sus superiores, inicia nuevamente su aventura hacia la Isla, esta vez consiguiéndolo, su regreso por una desviación lo hizo amarizar en Constitución. Obviamente que fue un gran logro para la aviación chilena, pero el alto mando por “formación y filosofía” de mando, es dado de baja de la Fach, disposición que la superioridad aérea se veía obligada a tomar.

Años más tarde el Congreso Nacional le otorga el grado de General de Brigada Aérea (A), en reconocimiento a su heroica gesta. Nunca más se ha repetido este nombramiento con oficial alguno.

Ya en la vida civil, el General Parragué siguió sus actividades de vuelo en los aviones Catalina, ya que cuando la Fach los daba de baja del servicio, el los ajustaba para dedicarlos a vuelos comerciales, de transporte y al combate de los incendios forestales.

En 1963, consigue los auspicios de LAN Chile y varias empresa de combustible y de la Dirección de Turismo y vuelve a volar por tercera vez a Isla de Pascua, pero esta vez continuó hasta la lejana Tahiti, cerca de 9000 Kms. de Chile continental. Demostraba así que la ruta sobre el Pacífico Sur era una realidad y que los vuelos comerciales se harían rutinarios, como ocurre en la actualidad, un avión ahora se demora 5 horas de vuelo a la Isla. El general Parragué cada vez que podía viajaba a su querido Quintero.

El esfuerzo, pasión personal y entereza hicieron que esta heroica gesta del Capitán de Bandada Roberto Parrague Singuer y su tripulación:  los Tenientes 2º Alfredo Aguilar Cerón y José Núñez Rosseau, el Subteniente Sabino Poblete Alay, el Sargento 1° Gilberto Carroza, el Sargento 2° Héctor López Celedón y los Cabos José Campos y Mario Riquelme, a ellos se uniría  en calidad de Comandante de la aeronave, el Comandante de Grupo, Horacio Barrientos Jofré, Comandante del Grupo de Aviación N° 2de Quintero, culminara con éxito y gloria para la aviación chilena, gracias a esos nobles aviadores quinteranos. Manutara

 

Roberto Monardes Fierro

Investigador Autodidacta

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